El jueves 22 de setiembre, Carolina Cosse, intendenta de Montevideo, informó que
enviará un proyecto de decreto a la Junta Departamental con el objetivo de cambiar el
nombre de seis calles y así homenajear a referentes de las comunidades LGBTQ+ y
afro. Adelantó que “desde 18 de Julio hacia la rambla, Río Negro le deja el lugar a Rosa
Luna; Minas le deja el lugar a Martha Gularte; Pirulo (Carlos Albín) desplaza a
Magallanes; Lágrima Ríos invita gentilmente a Gaboto a correrse, y Gloria Meneses
(primera mujer trans) se instala en el lugar de la Policía Vieja. En la calle 17 Metros
del querido Barrio Sur recordamos a la poetisa negra Virginia Brindis de Salas”.
La idea tiene por objetivo “reconocer a los feminismos, al feminismo negro, a la
diversidad, a la lucha afrouruguaya por la libertad y por los derechos. Queremos hacer
ese reconocimiento que es parte de un camino que no alcanza, pero es un gesto
cultural y un gesto educativo que va más allá de nosotros mismos”.
En rueda de prensa, Cosse afirmó que el “motivo fundamental” de su iniciativa es
visibilizar el periplo de estas comunidades por la “igualdad de los derechos” y dejó en
claro que “nombrar es reconocer. Todas estas personas son el símbolo en algún
aspecto de una lucha”.
En el Montevideo Decide (programa de participación ciudadana de la Intendencia
capitalina) del 2019, teniendo en cuenta la emboscada de Salsipuedes y la tenebrosa
paradoja de que el Estadio Charrúa se encuentra en el parque que lleva el nombre de
quien comandó la traición, presenté la propuesta de cambiar el nombre de Parque
Rivera por el de Parque Charrúa, la cual fue aprobada con el 83/100 de los votos —el
texto de la propuesta está al final de la columna.
Más de un año después, en el que fui varias veces a la Intendencia queriendo saber
qué se iba a hacer con lo votado, el 23 de noviembre del 2020 me llegó por correo
electrónico el documento que viene a continuación.
La Comisión Especial de Nomenclatura, con su sobredosis de mayúsculas e ignorando la votación, zanjó una reparación histórica en forma burocrática y, como si de una broma se tratase, argumentó que ya hay una calle que se llama Charrúa.
Mónica Sans, licenciada en Ciencias Antropológicas por la Facultad de Humanidades, hoy profesora grado 5 de Antropología Biológica, luego de años de trabajo pudo determinar científicamente que el 34/100 de la actual población uruguaya tiene ancestría indígena por línea materna.
Frente a esta realidad científica, no está de más tener presente que las mujeres que sobrevivieron a Salsipuedes, junto con sus niños, fueron traídas a Montevideo, donde fueron entregadas, vendidas, compradas, separadas de sus hijos y, muy posiblemente, abusadas, violadas, muertas, como generalmente lo han sido las esclavas.
Los primeros días de junio del 2022, cansado de golpear esta y aquella puerta, volví a presentarme en la Intendencia para solicitar una entrevista con Carolina Cosse y plantearle el tema de lo votado y aprobada casi tres años atrás. Me explicaron que el pedido debía hacerlo por correo electrónico y me facilitaron la dirección. El 13 de junio envié el correo detallando la propuesta y lo que había sucedido en todo ese tiempo. Un mes más tarde, el 13 de julio, volví a escribir queriendo saber en qué estaba mi pedido. Me contestaron que “por cuestiones de agenda de la Intendenta y a efectos de agilizar gestiones, se ha derivado la solicitud a conocimiento y consideración de la dependencia competente División Prosecretaría General, quienes darán respuesta”. El pasado lunes 19 de septiembre me contactaron telefónicamente en nombre de la Prosecretaría para preguntar el motivo de mi pedido de entrevista.
En medio de este frustrante periplo, el lunes 25 de julio el papa Francisco emitió una disculpa formal en nombre de la Iglesia Católica por la masacre perpetrada durante un siglo en las llamadas escuelas residenciales —centros dependientes de dicha Iglesia— contra la población indígena de Canadá (te dejo un link que lleva al tema: https://es.budrigannews.com/el-papa-francisco-emite-una-disculpa).
Francisco decidió blanquear en algo la “sombra” de su Iglesia, sombra que puede ser institucional, personal, familiar, colectiva, parte de la construcción de una identidad, etc.; sombra que se puede negar y no por eso va a dejar de reposar en el tiempo.
Cuando se envíe el proyecto de decreto al legislativo departamental para, en un acto que genera esperanza y empatía, homenajear a Rosa Luna, Martha, Pirulo, Lágrima, Gloria y Virginia, sería una buena oportunidad para también hacerlo con aquellas personas que fueron esclavizadas y paradójicamente comparten espacio con quien planificó y ejecutó con maestría la catástrofe.
¿Por qué no hacerlo? ¿Qué nos impide llevar adelante un acto que es generoso, restaurador y tiene el apoyo ciudadano?
Enmarcado en las actividades del Mes de la Diversidad, fue en la Casa de la Cultura Afro que Cosse dio a conocer su proyecto de decreto. No está de más repasar algunos de los conceptos que transmitió la intendenta: “igualdad de los derechos”, “nombrar es reconocer”, “reconocer a los feminismos, al feminismo negro, a la diversidad, a la lucha afrouruguaya por la libertad y por los derechos. Queremos hacer ese reconocimiento que es parte de un camino que no alcanza, pero es un gesto cultural y un gesto educativo que va más allá de nosotros mismos”.
Tuve el gusto de conocer a Rosa, Martha y Pirulo. Si por ellos fuera —y estoy seguro de que Lágrima, Gloria y Virginia también lo harían—, arrancarían a toda lonja desde el sur montevideano, ahí donde están “sus calles”, y por los caminos de la memoria atravesarían la ciudad candombeando, sumando personas en una comparsa infinita, como lo haría un flautista de Hamelin negro, y con una sonrisa, celebrando el acontecimiento, bailando se irían acercando hasta llegar al Parque Charrúa: el parque de sus hermanas.