El incomparable Cirque du Basket ha llegado a la postemporada. Tecnología futurística, público que es parte del espectáculo, malabaristas, contorsionistas, equilibristas, hombres que vuelan, luchadores, jirafas, panteras, gatopardos, domadores de fieras de traje, magos, y hasta algún payaso, van a darlo todo por el bien del espectáculo.
Si el Misterio de la Lesión Inesperada no se manifiesta, me cuesta imaginar que los Golden State Warriors no recuperen el título que el año pasado les arrebataron. En la temporada 2014-15 sedujeron al mundo del deporte con un básquet que desafió premisas, reglas, creencias, lógicas y hasta algunas ciencias como física, biomecánica, etc. Se materializaron como una fuerza incontenible del cosmos y ahora comparten el escenario de las Actuaciones Inolvidables junto a La Naranja Mecánica holandesa de los 70, el Showtime de Los Angeles Lakers de los 80, los Chicago Bulls de los 90, el Barza de Guardiola de la primera década del milenio, y los All Black de la segunda década. Esa temporada, la 2014-15, los basquetmalucos nos pasamos esperando el momento en que dejaran de meterla, que les empezaran a jugar duro, o que llegaran las que duelen. Esperamos y esperamos lo que nunca sucedió y los Warriors, divirtiéndonos con su básquet del siglo XXII, ganaron el título.
En la siguiente temporada, la 2015-16, sucedió lo que nadie había soñado: batir el récord de partidos ganados en una temporada que pertenecía a los invencibles Chicago Bulls de Su Majestad Michel Jordan. Como si fuera una cábala, jugadores y cuerpo técnico repetían robóticamente que no era un objetivo ser el equipo con el mejor récord de la historia de Le Cirque du Basket. Nadie les creía. Dejaron mucha energía y salud en lograrlo y llegaron desgastados a la postemporada. Stephen el Malabarista de Saturno Curry, el Jugador Más Valioso de las dos temporadas, no actuó en las primeras presentaciones del play off por lesión, y nunca llegó a recuperarse del todo. Pasaron momentos durísimos. Estuvieron a punto de ser eliminados. Pero, resilientes como nadie los había imaginado, llegaron a la final. Y cuando tenían todo a favor para el segundo título consecutivo, lo perdieron de una forma que… Ya te lo contaré.
Este año, el 2016-17, volvieron a ser los mejores, con 67 partidos ganados y 15 perdidos. La final de la Conferencia del Oeste, siempre teniendo en cuenta que el Misterio de la Lesión Inesperada no se manifieste, debería ser frente a los San Antonio Spurs pos-Duncan. Un duelo entre lo más tradicional del básquet y el burbujeo de los Warriors. ¡Imperdible!
El representante a la final de la Conferencia del Este va a salir de unos competitivos cruces que serán apasionantes. De cualquier manera, si el vidente del circo consulta la bola de cristal, seguramente vea que los Cleveland Cavaliers de LeBron la Roca que Camina James estarán por tercera vez consecutiva enfrentándose en la final a los Warriors. Pero si se trata de despertar y satisfacer sentidos, de pasarlo bien, la cita en el Este es con los Milwaukee Bucks y su Hombre Elástico, el nigeriano-griego Giannis Antetokounmpo, reencarnación basquetbolística de Magic Johnson, de 22 años y 2,11 de estatura, hoy por hoy el nuevo e imperdible espectáculo que ofrece Le Cirque du Basket.
Y ya que salimos de los equipos podemos dedicarle un párrafo a quien será elegido el Jugador Más Valioso de la temporada. Por lo que se maneja en los medios —y con lo que discrepo enfáticamente—, parecería ser una competencia entre James el Pirata Barbanegra Harden y Russell Caballo Salvaje Westbrook, quienes han promediado números fantásticos que están en el entorno de los treinta puntos y diez asistencias por partido. Pero el primero defensivamente no es capaz de parar ni a su abuelita. Ni siquiera intenta defender, lo que es un desmerecimiento a quienes en otras épocas ganaron esta distinción compitiendo ofensiva y defensivamente. Premiarlo es retroceder. Caballo Salvaje debería ser distinguido por construir las estadísticas más desconcertantes en la historia del deporte profesional, y no como un competidor que busca aportar para hacer mejor a su equipo y en el intento se destaca. Incluso por momentos da la impresión de que la prioridad de su equipo es que Caballo Salvaje se luzca. Están fuera de foco él, su entrenador, el director general, el dueño del equipo, los accionistas de la franquicia y la ciudad de Oklahoma. En la lista también están LeBron la Roca que Camina James y Kawi Garras de Tiranosaurio Leonard. El primero, que ya ganó el MVP varias veces, este año volvió a jugar en forma excluyente, pero como saturó quejómetro y mimosómetro no lo tengo en cuenta. Garras de Tiranosaurio, que en defensa te roba el arma y en ataque te mata con una de las tantas que posee, se lo merece antes que los ya nombrados. Pero en mi humilde burbuja basquetera el más valioso de le Cirque du Basket 2016-17 es ¡el Enano del Circo!
Isaiah Thomas, 1,75 de estatura, 29 puntos y 6 asistencias por juego, el jugador que más anota en el último cuarto, el que hace mejores a sus compañeros, el sicario del último tiro, no es un gran defensor, pero gracias a su crecimiento individual los Boston Celtics, que fueron de menos a más, tuvieron el mejor récord del Este, algo que en Boston nadie soñaba.
Volviendo a los equipos, a la postemporada y a quiénes llegarán a la definición… todavía pienso en la final de año pasado entre Cleveland y el equipo récord de Golden State. Los Warriors ganaron de visita en un partido en el que Draymond Payaso Green, caído payaseando en el piso, hizo el amague de tirarle un golpe a la Roca que Camina. Con esa victoria los Warriors quedaron 3-1 adelante, y el quinto y el séptimo juego lo tenían de locales. Todo estaba terminado. Pero la Liga, usando las filmaciones, suspendió a Payaso por un juego y los desgastados Warriors ya no ganaron más. En un séptimo partido, unos épicos Cavaliers ganaron a domicilio y el título viajó a Cleveland. Lo que jamás se había logrado, remontar un 1-3 en la final, era una realidad. Con Payaso en cancha todo se terminaba en el quinto juego, pero al extenderse la serie los disminuidos Warriors se desdibujaron.
El mismo jugador, en la semifinal de la Conferencia del Oeste ante Oklahoma Thunder, en partidos seguidos le dio una patada en los testículos a un rival y, si bien están las filmaciones, no lo suspendieron. En ambas instancias fue sancionado con falta técnica y se produjeron asperezas entre los jugadores. La Liga no lo suspendió. Los desgastados Warriors, que estaban en desventaja 2-1, difícilmente hubieran podido superar la ausencia de uno de sus pilares. La serie habría terminado rápido. Sin embargo, con Payaso en cancha, llegaron al séptimo partido y lograron pasar.
En el espectacular e incomparable Cirque du Basket los intereses económicos juegan su partido.
Me sorprendería que los míticos y vigentes Warriors no recuperen el título. La incorporación de Kevin el Hombre Araña Durant trajo confusión en un inicio, pero ahora que recuperaron su esencia, esa que los llevó al récord, no veo quién les pueda ganar cuatro juegos. Me explico: al llegar el Hombre Araña, por diseño del entrenador, modificaron el juego que fluía de la imaginación de Steph el Malabarista de Saturno Curry y de Klay Lanzador de Cuchillos Thompson, para darle un amplio espacio a la arácnida superestrella que llegaba. Steve Kerr, el entrenador pero no el arquitecto del grupo base de los Warriors, encontró la mejor versión del equipo sobre el final de la temporada, cuando el Hombre Araña se lesionó y salteó unos quince partidos. Antes de esta jugada del destino, los Golden State eran una máquina potente y frágil, que no se mostraba sólida ante los buenos equipos. Ya no. El genial y desequilibrante Malabarista de Saturno junto al Lanzador de Cuchillos tienen de nuevo las riendas del equipo, y sería más que un error volver a limitarlos.
Espero que en esta postemporada, como siempre lo ha sido, la NBA sea una de las grandes competencias deportivas donde nada raro incide en el resultado, y no un superespectáculo del entretenimiento deportivo en el que se busque maximizar los intereses económicos.