Cuando en el partido por los cuartos de final de la Copa del Mundo el ghanés estrelló en el travesaño el penal, se desató La Fiesta Inolvidable, y los uruguayos, futboleros o no, con la cara pintada y envueltos en banderas, descubrimos e hicimos nuestra la forma de ser y conducirse que tenía esta Celeste, cosa que ya era una realidad cuando en la anterior eliminatoria Brasil nos goleó 4-0 en el Centenario, o cuando en la repesca empatamos a gatas de locales con Costa Rica y clasificamos a la máxima competencia.