Diario de viaje, 2009
Soñar, escribir y publicar La vereda del destino me regaló,
y me sigue regalando, muchos buenos momentos. Los que más
me sacuden son aquellos en que me hablan de Abuelacarmen,
Abuelamama, Daniel o Papalolo. De una manera u otra, creo yo,
me están diciendo “me gustaría leer más sobre ellos”.
Un día amanecí movido por esa intención y me di cuenta de
que era mucho lo que había quedado fuera de La vereda. Y muy
lindo… Historias entrañables e infinitas sobre estos seres queridos.
Sin embargo, me quedaba colgado recordando otras historias: las
que viví con la mochila al hombro.
Pasaban las semanas y nada. Todas las ideas y elaboraciones
decantaban igual. Una noche, antes de dormir, me miré a los ojos
en el espejo y vi la infelicidad de pretender agradar. Y también supe
que era una injusticia —con ellos y conmigo— multiplicar sus cuentos
solo porque ahora la gente los apreciaba tanto como yo.
No paré de dar vueltas en la cama y sin buscarlo, cansado pero
motivado, desperté con un título para un diario de viaje: Almas de vagar.
Poco después, lapicera en mano por los bares de mi ciudad, entré en un
delirio y viajé por lugares donde ya había estado.
Almas de vagar es el diario de viaje que nadie espera: Vietnam,
Laos, Israel, Centroamérica, Campos de la Muerte, Himalaya, mundos
espirituales, amor, mucho ron y un misterioso poema se mezclan,
mientras el relato, viene y va incontenible.
Lalo Latesa, mi álter ego, es protagonista de lo que, mochila al hombro,
me tocó vivir vagando por el mundo.
Te invito a leer el primer capitulo