En la vigésima Copa Mundial de fóbal, que del 14 de junio al 15 de julio se jugará en Rusia (primer país organizador de Europa oriental), el Unicornio Celeste, igual que en Sudáfrica 2010 y Brasil 2014, estará presente.
La forma en que llegamos es inusual. En las dos ediciones anteriores precisamos de un repechaje, y en esta clasificamos segundos con un saldo de goles de + 12, en una eliminatoria, la sudamericana, que es considerada la más peligrosa de todas, a tal punto que Chile, el actual bicampeón de América, se ahogó en ella.
Otras visibles ausencias en Rusia 2018 serán las siempre poderosas Holanda e Italia. Esta última, que junto con Alemania es tetracampeona, solo es superada en títulos por Brasil. Por su parte, Holanda, que en los últimos dos mundiales llegó a semifinales y en uno a la final, ni siquiera pudo acceder al repechaje europeo al quedar tercera en su serie.
Son más de doscientas federaciones las que usualmente forman parte del proceso clasificatorio, de las que solo treinta y dos acceden a la megapartusa global.
Nunca ha sido sencillo llegar. Conservo el frustrante registro emocional de cuando quedamos fuera de Argentina 78. Nos eliminamos con Venezuela y Bolivia. Pasaron los del altiplano. España 82 ya no pegó tan mal. Nos eliminamos con Colombia y Perú, que fue el ganador del grupo. Tuvieron que pasar treinta y seis años para que el milagro incaico se reiterara. Clasificamos a México 86. En la serie, Dinamarca nos hizo seis goles. También llegamos a Italia 90, por donde pasamos sin pena ni gloria. En 1994 Bolivia nos volvió a dejar afuera. Para Francia 98, la primera vez que la clasificación se jugó todos contra todos, quedamos séptimos entre nueve. Fuimos a Corea del Sur-Japón 2002. De nueve puntos que disputamos, ganamos dos y pegamos la vuelta. Y para Alemania 2006 Australia nos eliminó en el repechaje.
Catorce son los países que han clasificado a los últimos tres mundiales. Cinco de ellos lograron en ambas ediciones anteriores —Sudáfrica 2010 y Brasil 2014— seguir con vida luego del grupo inicial. Los resilientes animadores son Argentina —44.710.174 habitantes—, Alemania —81.368.167 habitantes—, México —132.050.978 habitantes—, Brasil —213.308.947 habitantes— y el Unicornio Celeste —3.464.063 héroes—.
En Sudáfrica 2010 integramos el grupo con Francia, México y los locales. Supongo que previamente los franceses lo verían como accesible. No pasaron. En Brasil 2014 nos tocó el grupo de la muerte: Italia, Inglaterra y Costa Rica. Este último era el accesible y los europeos los rivales a superar. Clasificaron primeros los centroamericanos y segundos nosotros.
Cada vez que sale el tema de Rusia 2108 está en el aire que tuvimos suerte con los rivales que nos tocaron, que son accesibles. Ellos son Arabia Saudita, Egipto y los locales. ¿Accesibles? Siento curiosidad por saber qué opinan Francia e Inglaterra, y también Holanda, Italia y Chile.
El local nunca es sencillo. Es diferente. Jugás de visitante. Vamos a jugar contra Rusia en el Mundial de Rusia. ¿Accesible? Los saudíes mandaron al repechaje a los australianos, que luego clasificarían eliminando a Honduras. Y Egipto, que ganó con amplitud su grupo clasificatorio, despierta en mí la angustia alemana experimentada en Brasil 2014 frente a Argelia. Los germanos, que serían los campeones, golearon 4-0 a Portugal en la serie, y en semifinales al local por un inesperado e histórico 7-1. En medio de estas dominantes actuaciones, en octavos empataron con los argelinos 0-0. Recién en el alargue marcaron diferencias y se impusieron 2-1.
En la alta competencia lo accesible y lo imposible son casi la misma cosa.
Si pasamos el grupo, el mundialmente admirado Unicornio Celeste estaría ratificando que pertenece a una pequeña elite de no más de cinco países. Esta realidad toma otra dimensión si repasamos cómo se construyó este éxito y lo que se ha hecho con él.
He conocido personas, sociedades, momentos históricos, etc., considerados exitosos que dan vergüenza. Será porque soy de los que creen que una de las cosas más importante del éxito es cómo se llega a él y qué se hace con él.
Los que solo conocen los resultados del Unicornio Celeste se están perdiendo lo mejor.
A unas semanas de que empiece a crecer la pasión por volver a ver a la selección en un Mundial, no está de más tener presente que lo que hemos vivido los últimos doce años ha sido un regalo, una celebración que por momentos creemos que nunca tendrá fin. Por eso, antes de que la vibración interior se apodere de nuestros cambiantes sentimientos, impensados pensamientos, opiniones y conclusiones apuradas, comentarios en cataratas que se desdicen según el resultado, verdades deportivas incontestables, frases hechas, dudosas certezas filosóficas y rezos en forma de puteadas, no dejemos de hacer lo que por ser juez y parte estamos habilitados para hacer: brindar a la salud de nuestro Unicornio.