Los días en que todos éramos peores de lo que éramos van quedando atrás. Los catorce años de gestión de Ney Castillo al frente de la FUBB fueron un básquet crucis. A su partida, la nueva administración ha salido en busca del básquet perdido.
A Esteban Batista, en esos catorce años, se le dio poco menos que el lugar de un irresponsable, en vez del de un pívot del más alto nivel intergaláctico que estaba en la órbita de la NBA y que era parte de los equipos superpoderosos de Europa —Real Madrid, Baskonia, Macabi Tel Aviv, Efes Pilsen, Panathinaikos, Armani Milano, etc.
Jayson Granger, a quien se exponía como un traidor a la patria al que había que desterrar, ahora es lo que es: el mejor base latinoamericano y un top cinco del básquet FIBA —¿top 3, quizás?
Leandro García Morales y Martín Osimani —integraron la selección por más de una década—, que llevaban colgados el cartel de ¡insoporrrtables!, ya no caminan sobre vidrios rotos y ahora dan talleres en el curso de entrenadores.
El básquet uruguayo todo parecía ser una madriguera de incapaces que no acompañaban las ideas de su buque insignia, y como consecuencia no era posible construir un hogar para que entrenaran sus selecciones nómades, ni mucho menos organizar una competencia para su selección mayor—2003 el último Sudamericano—. Hoy es una realidad el funcional y coqueto CEFUBB —Centro de Entrenamiento de la Federación Uruguaya de Basketball—, y la dirigencia demuestra capacidad para organizar una ventana del clasificatorio al Mundial, en el que Estados Unidos viene a jugar a nuestra casa, y, por si fuera poco, se atreve a postularse para organizar junto con Argentina ¡el Mundial del 2023!
También, de un día para otro, pareciera que nuestra selección absoluta, a la que en este momento le faltan Matías Calfani y el nacionalizado Anthony Johnson, es competitiva. En el juego interno, con los ya nombrados más Sebastián Izaguirre y Kiril Wachsman, estamos para responder a las exigencias. En la base, junto a Jayson, comparten escenario el aún en crecimiento y sólido a cualquier nivel —ya jugó una Euroliga—Bruno Fitipaldo y el sin techo bicampeón de Liga Uruguaya Luciano Parodi. (Ayudame, porque no me doy cuenta: en Latinoamérica ,¿qué selección está mejor que nosotros en este puesto?) Ellos mismos también pueden ocupar la posición de escolta. En el tres es donde parecemos estar más desprotegidos; sin embargo, en esta posición emerge Juan Ducasse, 19 años y 2,03, posible promitente comprador del puesto, que hoy ya ofrece minutos. En el tres también se podría utilizar, engañosamente, en entradas no muy extensas, al buen tirador y aplicado defensa que es el extra large Izaguirre.
Claro que hay cosas que nos gustaría que fueran diferentes. Ni que hablar que el vigente Mauricio Aguiar daría 20 minutos valiosísimos —es el alero más alero que tenemos—. Confiamos en que las gestiones para su retorno en siguientes instancias lleguen a buen puerto. Mauricio ha sido un valioso y comprometido integrante de la tribu basquetera celeste en los nefastos catorce años. Hay un lugar que es suyo porque se lo ha ganado.
La silenciosa salida del cuerpo técnico del joven y exitoso coach Leonardo Zylberstein, quien seguramente necesita esta experiencia para continuar creciendo, es otra relación que es preciso restaurar.
Los resultados deportivos son muy importantes, pero el énfasis, en la búsqueda del básquet perdido, también hay que ponerlo en generar estructuras que favorezcan el desarrollo integral de nuestros jóvenes con aptitudespara ser parte del básquet en el mundo, y no que solamente se destaquen en el basquetfolk. Nuestras actuales figuras de elite, Jayson, Esteban y Bruno, son indispensables en esta épica. Su presencia en cancha es determinante para alcanzar un nivel competitivo, pero el contacto con entrenadores y los jóvenes que integran las selecciones de formativas también lo es, y por eso hay que darles el valor y el trato que se merecen, que está más allá de ocasionales buenas o malas actuaciones, o de resultados deportivos que momentáneamente los conviertan en dioses del olimpo o los desmerezcan con los depredadores Están bajos, Con Uruguay no juegan como en su club o Ya no son los mismos. Son indispensables porque ellos son los que transitaron el camino, y lo hicieron con éxito.
A partir del lunes, cuando tengamos enfrente a República Dominicana, Estados Unidos y Panamá, vamos a querer ganar, claro que sí, pero triunfar es que nuestros representantes en la elite continúen encontrando condiciones mínimas para seguir viniendo, en medio de exigentes temporadas al más alto nivel, y contribuir de la forma que solo ellos lo pueden hacer.
La nueva administración en poco más de un año ha logrado recuperar mucho del básquet perdido. Por delante tiene varios desafíos, como replantear el calendario doméstico, pero este agosto los basquetmalucos vamos a disfrutar de ver en cancha a todos los nuestros jugando juntos por primera vez y en casa, que ya es recuperar una parte importante del básquet perdido.